En el campamento de ASTRA

Marta Eggeling de Jung

 Marta es egresada de la Escuela Nº 147, que comenzó a funcionar en el comedor de su casa y a pedido de su padre, “las clases comenzaron con el maestro Leonardo Agustín Muñoz, él era maestro ambulante, recorría en sulky las estancias enseñando a grandes y chicos, en esa época había muchos extranjeros que no sabían hablar y escribir en castellano; el camino a Comodoro pasaba frente a la casa de mis padres, él lo habló y…”, así comienza la historia.

Panorámica 35
Yacimiento de ASTRA – 1930

Inmigrantes alemanes

  Don Hernán Eggeling era un hombre especializado en perforación, ya sea para buscar agua o petróleo, tareas que desempeñaba en Alemania, Francia y Rumania cuando fue contratado para búsqueda de agua en San Luis, “no encontraron nada, lo mandaron a Chaco y ahí trajo a mi madre y mis hermanas, a los dos años vencía el contrato y tenían la decisión de volver a Alemania, por eso se encuentran en Buenos Aires en el momento en que se crea una empresa petrolera -Central Argentina, después ASTRA- para la explotación petrolera en Chubut, eso fue el 12 de junio de 1912, ellos lo contrataron a mi padre que tenía muchos conocimientos… decían que con sólo oler la primera inyección ya sabía si en ese pozo sólo gas o petróleo”.
    Don Hernán le propone a su esposa, doña Marta Lehrke volver a Alemania mientras él estuviera en la Patagonia, “ella no aceptó, le dijo que ya estaba en Argentina y que a donde sea pero prefería estar cerca de él”.

A Comodoro Rivadavia

       Llegaron al muelle de Km 5 el 5 de agosto de 1912, doña Marta esperaba a su tercer hijo, “como ella estaba con mis hermanitas y embarazada -era yo, dice sonriendo- se quedó en un hotel en Comodoro, mi padre fue al campamento, entonces no había ninguna construcción y levantaban carpas, mi madre insistió en estar cerca de mi padre; yo sola no me quedo, aunque sea detrás de una mata pero yo me voy al campamento y allá se fue…”

       Vivió en una carpa con las niñas hasta que le construyeron una habitación de chapas de 3×3 mts., “de día sacaba las camas y ponía la mesa y unos banquitos, de noche al revés, eso nos contaba mi madre”- dice Marta.

El “12/12/12”

       La tercera hija de los Eggeling nació el 12 de diciembre de 1912, “yo venía viajando desde el Chaco, cómo se las arregló mi madre no sé, pero yo nací en lo que ahora es Astra”.

       El matrimonio y las pequeñas se establecen en el casco de la estancia de Duplessi, “mi padre seguía trabajando en Astra, en la tercera perforación encontraron petróleo; mi madre trabajaba en la casa, teníamos gallinas, gansos, chivos, caballos… y nosotros jugábamos con los perros, los gatos y crecimos en ese ambiente».

El maestro Muñoz

       “El iba a la Escuela de Fisher, camino a Solano; mis hermanas tenían 12 y 10 años y no habían estado nunca en una escuela, papá nos enseñaba pero en alemán; el camino a Comodoro pasaba frente de casa y mi padre lo habló, aceptó y le dieron una habitación de la casa, recuerdo que él llegó en el sulky cargando unos bancos, el pizarrón y mapas eran de San Luis y tomaba mate dulce”. Así nació la escuela de Astra.

       “Había chicos que venían en caballo o caminando, estaba Guillermo Klass, Angela De Boer y un hermano, también venían dos hermanitos Decker y los hijos de los petroleros que trabajaban en el campamento; nos atendía a todos juntos, de 1º a 6º grado, ninguno hablaba castellano y él nos enseñó”.

       “El maestro Muñoz nos enseñaba a hablar y escribir en castellano, matemáticas, también nos daba ‘labores’ a las chicas y actividades prácticas a los varones: punto cruz o cadena en el bordado, a los varones les enseñaba a tejer las esterillas de las sillas. A mí me gustaba más esa tarea así que cuando los chicos querían jugar a la pelota, me dejaban el trabajo así el maestro no los retaba, era recto, bueno y nos educaba con el ejemplo”.

       “La escuela funcionó en mi casa hasta que construyeron un aula grande en el mismo lugar donde ahora está la escuela, cuando estuvo ahí yo tenía que caminar más de dos km para llegar, teníamos doble escolaridad”.

       Marta no terminó la ‘primaria’ porque, “el maestro se fue en unas vacaciones a San Luis y trajo a su hermana Clotilde, ella preparaba la comida, en otras vacaciones se fue y volvió casado cuando estaba por nacer su hija- Mirta-, se fue y no volvió.      Vino otro maestro pero sólo atendía hasta tercer grado. Mi hermano menor, Carlos tenía 11 años, ya sabía manejar y se venía solito hasta el Colegio Dean Funes que en esa época lo estaban construyendo, yo tenía doce años y también manejaba”.

       “Era muy duro, nos abastecíamos con el producto de la casa y todo venía enlatado, el tren sólo iba dos veces a la semana a Astra y alguien tenía que traer a mi madre hasta el pueblo, así que yo manejo desde esa edad; la escuela fue creciendo, después llegó otro maestro pero yo ya era grande para volver”- dice.

Eggeling – Jung

       En 1935 se casó con Lois Jung, se establecieron en Diadema. Allí nacieron sus dos hijos. Después se fueron a La Plata cuando Lois se jubiló.

       En 1965 falleció su esposo y volvió a Comodoro Rivadavia. Después se fue a Alemania para acompañar a su padre que había quedado viudo y no tenía familiares, “estuve 7 años allá hasta que falleció mi padre, entonces volví a Comodoro”.

       Marta tiene además de sus hijos, cuatro nietos, dos bisnietos y todavía se hace cargo del volante si hace falta salir.

El Parque, el Coro y la Orquesta

       De Astra cuenta que “en el Parque de los obreros se cuidaba cada gota de agua para los árboles que allí plantó el personal del campamento. Hay un roble que los amigos de mi padre plantaron en homenaje a él; es que participaba del grupo de canto La Lira, también había una orquesta de instrumentos de viento y un club de Planeadores que estaba a cargo de un austriaco, actualmente tiene 92 años y reside en Mendoza».

       Después de muchos años, Marta se encontró con un amigo de la infancia que actualmente reside en Alemania y todos los años viene a visitarla, “hace un par de años atrás quisimos ir a tomar unos mates en ese parque y lo encontré con llave, no me dejaron entrar y, pensar que uno es parte de ese solar” -dice casi con amargura.

       Marta Eggeling de Jung conserva con cariño los libros de estudio con el Maestro Muñoz, mantiene correspondencia con su hija y con muchos amigos y compañeros del campamento donde nació y creció.

           

Entrevista publicada en Diario Crónica el 14 de octubre de 1995.

Entonces tenía 83 años. 

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